Lamentablemente la quema intencionada de contenedores de basura, de reciclaje o puntos limpios en nuestros ayuntamientos se ha convertido en algo frecuente. A ello se unen las pérdidas que se producen como consecuencia de las ascuas de chimeneas, braseros o barbacoas que se depositan mal apagadas o de incendios accidentales que acaban provocando la destrucción de los ecosistemas circundantes y de los propios contenedores.
La quema de uno de estos contenedores puede provocar, además, en entornos urbanos el incendio de los que se encuentran a su lado o de vehículos estacionados cerca.
En cualquier caso, suponen importantes desembolsos para los municipios y los particulares.
Los contenedores metálicos son más seguros, ecoeficientes, sostenibles y reducen de manera muy significativa la inversión municipal pues, mientras que la vida útil de los contenedores de plástico se sitúa, en el mejor de los casos, entre los 5 y 10 años, los contenedores metálicos tienen una vida útil que supera los 15 llegando a alcanzar los 30 años de vida.
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